lunes, 27 de agosto de 2012

Argentina es marxista


El otro día escuché que Aldo Rico decía que el gobierno nacional era marxista.  Me entusiasmé, no porque sea un estudioso de El Capital, sino por lo de acreditarme la plusvalía de mi laburo, es que están caras las cosas, sepan ustedes disculpar mi pragmatismo. Pero luego me di cuenta de que el que hablaba era Don Aldo, que de vez en cuando delira, desde aquella vez que se intoxico con pintura verde, y llamé a recato a mi alegría. La cuestión es que a Rico y a mucha gente seguidora de ideas de la derecha rancia cuando se mencionan temas sagrados como la Familia (católica, occidental y heterosexual) y la Propiedad (privada, claro), se ponen como locos malos.
Desde sectores políticos del oficialismo salió un anteproyecto que tiene el epicentro en la utilización de la tierra, y en uno de sus puntos habla de la expropiación del suelo si lo amerita el interés colectivo.  Enseguida salieron  los medios más vendidos de la Nación a infundir terror a la población diciéndoles que el Estado (cuco malo) se iba a quedar con su casita de dos ambientes.  Gustavo Ferrari, del Frente Peronista, salió a denunciar que se trata de una “restricción a los derechos individuales” y que el Gobierno Nacional “quiere moldear un nuevo modelo de país”. Y mucha razón tiene este señor. Es este el tema central de la cosa. Como siempre digo, nada es absoluto, todo es relativo al discurso ideológico. La Propiedad Privada no cuenta cuando se desalojan familias porque no pagan hipotecas, o cuotas bancarias; La Propiedad Privada avala el choreo sistemático de millones de hectáreas de todo el país de las familias más respetables avaladas por  gobiernos entreguistas.  Esto se trata de un nuevo modelo de país, de su búsqueda al menos. El suelo es un recurso natural no renovable y escaso, por lo que el Estado (todos nosotros, por si alguien no lo sabe) hace bien en asegurarse poder disponer de su territorio ante intereses extranjeros a los intereses nacionales. Se trata de soberanía señores.  Lo colectivo ante lo individual, dos opciones que pueden guiar las políticas públicas. Esto por un lado. Por otro, defensa de la soberanía. Mientras escribía estas líneas nunca se fue de mi cabeza el caso de la reserva acuífera guaraní. Desconozco quiénes son los dueños de las tierras aledañas a esa zona central para el futuro de la humanidad, pero cualquier país, o conglomerado de multinacionales (dos formas de llamar a un país que no se antoja nombrar) que compre esas tierras puede pelear por derechos a la explotación de la reserva. Se trataría de una violación clara a la soberanía amparada en la sagrada Propiedad Privada. Este ejemplo no admite dudas. Pero me gustaría también que nosotros, como Nación, encarnados en este Estado, protejamos cada lago, cada riacho, cada granito de arena siempre que el bien común esté en juego. Ah, díganle a Rico que no se preocupe, que la impunidad política aún es muy fuerte, lamentablemente, y todo lo que se choreo, y lo mucho que pisoteó al pueblo que dijo defender con las intentonas de golpe, no le será reclamado, aunque el gobierno esté lleno de sucios comunistas.
DON CHICHO

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