viernes, 30 de agosto de 2013

“LEY DE MEDIOS”, ALGUNAS PRECISIONES

Antes que nada una obviedad: la “ley de medios”, ley nacional aprobada en (amplia) mayoría, no es una batalla entre el gobierno y la mayor corporación mediática del país. Se trata de una ley histórica que excede en mucho a este gobierno, a Clarín, a La Nación, a Cristóbal López y a mi primo Julio, que edita La Voz de González Catán. Esta ley instala en el tablero de qué se debe ocupar el Estado argentino. Es un escenario bélico, sí, pero no entre el kirchnerismo y el grupo Clarín, sino entre intereses nacionales y colectivos e intereses de grupos económicos privados que lucran con intereses económicos y culturales públicos. Si el Estado no puede decidir sobre políticas audiovisuales, económicas, sociales y culturales que incumben directamente en las vidas de las personas que lo forman, cerremos las puertas y entreguémonos; no queda más que discutir. Porque, ¿qué cuestionan los que se oponen a esta ley? Por un lado están los líderes de la oposición sin propuesta política, aquellos que son gerentes de intereses corporativos que buscan gestionar desde el Estado, que apuestan a criticar y hacer caer cualquier intento del actual gobierno que ponga la más mínima traba a las empresas a la que ellos responden creyendo que así el gobierno se debilitará y terminará cayendo. Y por otro lado están los directamente perjudicados, el grupo Clarín sobre todo, que no quieren ceder ni uno de sus privilegios. Es gracioso que una corporación que maneja el 45% del mercado audiovisual hable de que esta ley atenta contra la libertad de expresión. Una empresa que tiene el poder de decidir cuáles voces se escuchan y cuales no en gran parte del territorio nacional. Esa es la verdadera concentración del poder, el verdadero autoritarismo. Esta ley, bien implementada por supuesto, impide la concentración del poder, distribuye las voces, es plural y ampliamente democrática.
Y excede ampliamente a este y a cualquier gobierno. Los que la llaman la “ley K” buscan embarrar la cancha, buscan hacer pensar a la gente que es un capricho del gobierno para fundir al grupo Clarín porque es opositor. Esto es una burrada. Esta ley sirve también para poder controlar al gobierno, a este y a cualquiera. Esta ley hubiera impedido la fusión de Cablevisión y Multicanal, una jugada del gobierno de Néstor Kirchner para lograr que el grupo Clarín no lo hostigara. Miren qué curioso, hasta podría ser una “ley anti-K”.
Estamos en un momento clave. Si el Grupo Clarín le tuerce la mano al Estado nacional, el futuro se tornará oscuro. Las políticas nacionales deberán estar autorizadas por intereses financieros…otra vez.

DON CHICHO

1 comentario:

  1. No resulta fácil lograr que quien está acostumbrado a mandar, suelte aunque más no sea un poquito, el mango de la sartén.
    Si la decisión de la Corte no le es favorable - cosa muuuuy poco probable - también los SUPREMOS se convertirán en "puesto menor", como acabo de leer en otro blog.

    Lo más positivo de todo este enchastre tan dilatado y dificultoso, es que ha ayudado a poner en relieve DÓNDE RESIDE EL VERDADERO PODER. No lo tuvo ninguno de los gobiernos hasta 2003. Y tampoco el tuerto ni la yegua. Ahora bien, estos dos últimos son los únicos que hasta cierto punto consiguieron cambiar el ritmo del baile por primera vez en más de medio siglo y - especialmente - abrir conciencias y mentes para entender un poco más de qué se trata. Y en esa dirección también apunta la tan resistida democratización de la (¿?) justicia.

    Por más que sigan jodiendo con el tretrabrick y el choripán, con el populismo y la "dictadura KKK", en los últimos años se ha reducido apreciablemente la dieta de vidrio molido de muchos argentinos.

    Saludos

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